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miércoles, 2 de diciembre de 2015

INVIERNO SALUDABLE


Prepararse para el invierno

LO QUE DEBES SABER…
  • El otoño y el invierno son las épocas del año más propicias a sufrir ciertas enfermedades.
  • Los grupos de personas que presentan mayor riesgo de enfermar son bebés, niños pequeños y ancianos, y deben extremar las precauciones para evitar el riesgo.
  • En invierno se deben mantener los hábitos de alimentación adquiridos: hidratarse bien, comer fruta y verdura a diario, priorizar el pescado frente a la carne...
     
La llegada del frío invernal puede traer consigo ciertos riesgos para la salud relacionados con la bajada de las temperaturas.
Tanto el otoño como el invierno son las épocas del año más propicias a sufrir determinadas enfermedades, como catarros o resfriados y gripe. Otras dolencias que también se ven agudizadas por el frío incluyen las enfermedades cardíacas, respiratorias y osteoarticulares. El motivo es que, por un lado, las bajas temperaturas disminuyen los sistemas naturales de defensa. Además, los cambios bruscos de temperatura (pasar de un interior caldeado al exterior) y el hacinamiento son factores que favorecen el contagio y el desarrollo de enfermedades básicamente infecciosas.


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Mejor prevenir

Los grupos de personas más vulnerables al frío son las que se encuentran en edades extremas de la vida: bebés, niños pequeños y ancianos. Además, también tienen más riesgo de enfermar por causa del frío las personas con enfermedades crónicas y aquéllas con un nivel socioeconómico bajo que viven en condiciones precarias. Estos grupos de población deben extremar las precauciones que recogen las autoridades sanitarias. Son éstas:
  • Llevar ropa adecuada: prendas de abrigo resistentes al viento y a la humedad y utilizar varias capas de ropa ligeras y cálidas. Generalmente se aconsejan tres capas: la primera, en contacto con la piel, de tejido transpirable que evacúe la humedad y mantenga la temperatura corporal; una segunda que estabilice la temperatura, y una tercera (chaqueta) que impida que se pierda calor.
  • Proteger la cabeza, las manos y los pies: son las zonas del cuerpo donde se produce mayor pérdida de calor y más susceptibles de congelación, por lo que deben estar protegidos con gorro, guantes y calcetines apropiados (algodón y/o lana).
  • Utilizar ropa técnica adecuada si se hace ejercicio en el exterior y evitar que el cuerpo se enfríe por el sudor generado.
  • Mantener un aislamiento térmico correcto de la vivienda que permite el ahorro energético y que el sistema de calor sea eficaz (como burletes en puertas y ventanas). La temperatura ideal para la casa se sitúa en torno a los 21º C. Es importante prestar atención determinadas estufas eléctricas, braseros y calefacciones de gas que pueden generar graves accidentes domésticos por incendio o inhalación.
  • Cerrar las ventanas de los dormitorios por la noche y ventilar las habitaciones durante el día.